Monday, October 22, 2012

20 Años

Hoy, justamente hoy, se han cumplido 20 años de mis primeros poemas.

Anteriormente a aquel 22 de octubre de 1992, había escrito algunos versos más: un poema al primer niño que me gustaba, con 6 años, una oda a la naturaleza, en 1988, un poema sobre una niña, en 1989, otro a mi profesora preferida, uno a mi abuela materna -que en paz descanse- en 1990, otro a la luz de las farolas en 1991, y dos en 1992, uno de ellos en Francés, y otro que formaba parte de una de mis primeras andaduras en la narrativa, el cuento 'Verónica'.


Pero fue un 22 de octubre cuando, llena de ilusión, de -quizás demasiadas- pretensiones, y tras leer unos poemas escritos por mi madre en su adolescencia, a las 3 de la tarde, poco antes de ir al colegio, sentí la llamada de la poesía a mi mente y corazón. Tal vez fueran las ganas de querer ser alguien, de destacar, de que una persona en concreto sintiera un aprecio recíproco.


Aunque no salieran las cosas como yo anhelaba, aquellos 22 poemas que escribí con 12 años, siguen siendo de mis favoritos; inocentes, sencillos, cargados de ilusión y esperanzas, de vida, de mi vida de entonces.



Aquella tarde la felicidad se acercó
a mi, de puntillas
como una bailarina, grácil y dulce
desconocida
cálida y dispuesta a permanecer
en mi vida;

Aquella tarde la felicidad
se acercó decidida
¿Qué pasó para que se lo pensara
dos veces?
Felicidad, mía, ¿dónde te encuentras?

Aquella tarde no tuve tiempo
de apenas conocerte
te extraño con locura
se que tu nombre ya he gastado
se que tú tienes otros quehaceres
pero, te suplico, vuelve a mi lado
¿qué es la vida sin tu presencia
de vez en cuando?
No digo diaria, pero alguna vez
sólo soy una mera pasajera
en el viaje que es la vida
no conozco estación alguna
en el paisaje no hay bellas vistas
las ventanas son transparentes
pero nada se ve
y la puerta y el muro de piedra
siempre están fríos.

5 de Noviembre de 2010


De 'Días de Otoño, Tardes de Invierno' (2010-2011)


Saturday, April 7, 2012

Por favor, líbrame de esta soledad
no dejes que mis tristezas
vayan a aumentar
no dejes que las sombras
se vayan a acercar
una vez más
a mi miedo irracional
tengo pena de estar sola
de la soledad que me ahoga
mi alegría se ha marchado
la tristeza, su lugar ha ocupado.


(Noviembre de 1997)




Sola.
Increíblemente sola.
Me has vuelto a abandonar
a la inmensa soledad
me has olvidado
y yo no me sé recordar
me has perdido
y yo no me sé encontrar
y no sé el camino
no sé regresar
no sé dónde está mi alma
quizás, ahogada está
por la soledad.


(18 de Diciembre de 1997)



Escucha mi soledad
siente su inmensidad
¿Dónde está mi salvavidas
de compañía?
¿Dónde se quedó anclado?
¿Por qué espera a que le diga,
te necesito, ven a mi lado?


(22 de Enero de 1998)




El ángel,
el ángel de la muerte
rodea mi alma
mi triste alma.

El ángel
el ángel de la muerte
me ofrece su brazo
y me acompaña
por el camino de la felicidad.


(16 de Febrero de 1998)




De 'Mar de Soledad' (1997-1998)




Monday, April 2, 2012

Dos Despedidas

Despedida

Quizás, cuando me muera,
dirán: Era un poeta.
Y el mundo, siempre bello, brillará sin conciencia.

Quizás tú no recuerdes
quién fui, mas en ti suenen
los anónimos versos que un día puse en ciernes.

Quizás no quede nada
de mí, ni una palabra,
ni una de estas palabras que hoy sueño en el mañana.

Pero visto o no visto,
pero dicho o no dicho,
yo estaré en vuestra sombra, ¡oh hermosamente vivos!

Yo seguiré siguiendo,
yo seguiré muriendo,
seré, no sé bien cómo, parte del gran concierto.


Gabriel Celaya




Cuando yo me vaya,
todo se irá conmigo
mis pensamientos,
mis ideas
mi timidez
mis tristezas
mis alegrías
mis gustos
mis odios
mis penas

Todo se irá conmigo

sólo quedará un recuerdo mío:
mi forma de ser,
que a todos resulta tan molesta,
sí, tan molesta,
y yo recordaré muchas cosas
a todos los tendré en mi mente
a mi mejor amiga,
a mis compañeras
a mi familia, todas mis cosas
a todos mis profesores...
Mis lágrimas son inevitables cuando escribo esto.


De 'Al Atardecer, estaré Muerta' (1993)



El primer poema me recordó tanto a mi estilo y a lo que me gustaría tantas veces expresar, que me quedó grabado cuando lo leí; por supuesto, no puedo compararme en nada a Celaya, y la temática -el amor- nada tiene que ver con la de mis versos, pero hay cierta semajanza, aunque sea muy leve. El segundo es mío, un híbrido entre tres que tienen el mismo comienzo, de la colección que escribí cuando tenía 13 años; como siempre, reflexivo, a veces contradictorio -por la dualidad de la muerte como objeto de miedo pero también de liberación-, sin embargo, siempre sincero y sentido.


Monday, February 13, 2012

La Soledad del Poeta

'Cómo llenarte, soledad
sino contigo misma'

- Luís Cernuda

No había leído nunca al gran poeta Sevillano Luís Cernuda, hasta que, el año pasado, en busca de inspiración, di con una antología suya en una biblioteca. Y qué decir... Su tratamiento de la soledad me cautivó, hasta el punto de que en varios temas me sentí identificada con su poesía: la soledad del poeta, el saberse diferente, los recuerdos de la infancia, y el tiempo y su discurrir.

Yo, al menos, como poeta, me se distinta, rara, cómo me decían en el colegio mis compañeras, porque en el recreo, en vez de salir a jugar, aunque no tenía muchos amigos dado mi carácter timido, me encerraba en la biblioteca a leer y escribir poesía. En parte es habitual, los niños tienden a marginar aquello que no entienden, aunque para mi, con 12 años, era algo completamente normal escribirle un poema a la lluvia, los árboles, o a una bailarina de ballet clásico, arte que yo profundamente admiro.

La soledad es algo inherente al poeta, es un precio que debemos pagar por sentir diferente al resto del mundo, por plasmar esos sentimientos sobre el papel o unos versos, por ser nosotros mismos. Pero la poesía, como dice Cernuda, crea un lugar habitable para nosotros. Quizá nosotros mismos nos aislamos, pero porque nos sentimos solos desde el momento en que recibimos la llamada de la poesía. Y no sólo nos sentimos, sino que además estamos solos, porque la gente no comprende que nos pasemos una hora mirando al mar, o que nos maravillemos con los arreboles de la tarde.





Monday, January 23, 2012

Éste es un poema inacabado que he encontrado hace poquitos días y que pertenece al libro 'Días de Otoño, Tardes de Invierno' (2010-2011), y que casi casi me atrevo a terminar hoy con la misma inspiración del momento en que comencé a escribirlo:

Suena el piano olvidado del último piso*
es su melodía melancólica y lejana
se confunde su llanto musical
con el bramar de las ventanas
sopla el viento fiero entre los árboles sumisos
ante tanto aullar de sus ráfagas;

El aullar de las ráfagas del viento
se escucha a través de las rendijas
distrae la mirada un instante
del pasar de las horas, a veces lento
el alma y la ilusión suplican
sólo una melodía más, de ese piano
negro y de madera, olvidado
junto a la puerta blanca del último piso.

*El viejo piano que hay junto al salón de actos de mi colegio.


(24 de Enero de 2011, 23 de Enero de 2012)


Ultimamente no estoy leyendo mucho, de hecho, tengo bastante abandonado The Kalevala, que compré con tanta ilusión por ser literatura Escandinava, pero en fin, habrá que esperar que retorne ese interés.

Sunday, January 8, 2012

Antes de nada, Faliz Año a tod@s l@s que me leen.

Hace tiempo que no escribo nada, y aunque hayan pasado las Navidades, he aquí un poema de tema Navideño.


Mañanita de invierno,
de nieve la fragancia,
¡la nieve cayendo
se ve por la ventana!

Los niños en la nieve,
jugando se divierten,
¡caras alegres e infantiles,
guantes, gorros, y bufandas de colorines!


(15 de Noviembre de 1998)

De 'Filosofías' (1998-1999)