Wednesday, May 4, 2011

De niña, pasaba siempre los veranos metida en casa por las tardes, viendo como los demás niños del barrio se iban a la playa o jugaban en la calle. Yo gastaba las horas mirando por la ventana, esperando que anocheciera, y me ponia eufórica cuando el sol se ponía, porque significaba que en ese momento era como los demás, que ya debían estar en casa. Me encantaba mirar como se encendían las farolas, como pasaban de verde a naranja, era mi pasatiempo favorito del verano, ¡vaya tontería, desde luego! De todas esas tardes solitarias mirando por la ventana, surgió un poema, aunque más que un poema, era una canción.

En las Navidades del año 90-91, de las mejores de mi infancia, y tras haber estado convaleciente dos semanas con una gripe, entre otras cosas, me habían regalado un radio casette, mi querido CFM-2000 de Sony, dentro de la gama de 'My First Sony':














(La imagen pertenece a
http://www.radiomuseum.org)

Estaba como loca con mi aparato de música, la llevaba a todas partes, me grababa cantando -de pequeña quería ser cantante-, grababa mis canciones favoritas de la radio, o, como en una ocasión, me grabé cantando un poema, totalmente improvisado:


Cuando las Bombillas se encienden

Cuando las bombillas se encienden
veo en ellas mi porvenir
veo en ellas lo malo que hay en el mundo
y también los hombres que matan
las bombillas se transforman
y veo todo lo malo del mundo
cuando las bombillas se encienden
tenemos tiempo para mejorar
cuando las bombillas se encienden
tenemos tiempo para cambiar
y hacer un mundo mejor
pero eso no ocurrirá
porque nosotros no queremos
cambiar el mundo
cambiar el mundo
cambiar el mundo
y hacerlo mucho mejor.



(Febrero de 1991)




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