Thursday, March 21, 2019

Y no sólo de Poesía...

... Vive el poeta.

Lo cierto es que yo siempre quise ser escritora de libros para niños. Cuando estaba en 2º de EGB, tenía una amiga que se llamaba Inés, con la que intercambiaba cuadernillos hechos por nosotras, con dibujos, y cuentos muy breves sobre los dibujos. El destino quiso que la amistad se truncara y que aquella hermosa actividad que nos habíamos inventado llegara a su fin. Sin embargo, eso no fue razón para que no siguiera disfrutando de los libros de "Lecturas y Comentarios" que teníamos que leer en el colegio. Aunque, y todo hay que decirlo, yo siempre he sido malísima narrando. Me expresaba mejor a través de los dibujos, o las acuarelas que pintaba. Pero leer ha sido siempre una de mis pasiones, hasta hacía listas con letras de colores recomendando libros que había leído para enviarlos al suplemento de El País, lista que por supuesto, nunca envié.

Si no recuerdo mal, fue en 1991 cuando empecé a escribir en un diario, cuando tenía 11 años. La pena es que lo usé poco, y allá por julio de 1992 ya lo había abandonado, posiblemente, porque sospechaba que mi hermana, con la que siempre he tenido una relación tempestuosa dado su carácter, me lo leía.

A principios de 1992, empecé el que sería mi primer cuento, "Las Aventuras de Daniel y Celia", al que seguiría, "Guillermo y Ana cuentan su Vida", y "Tres Pequeñas Hermanas", ilustrados, como todos mis cuentos, por mi. Ninguno de los tres fue acabado.

En julio de 1992, comencé a escribir mi primera novela, "Verónica", en la que Verónica (una niña de 4 años) era yo, y su hermana adolescente, Macarena, rara y algo creída por ser la mayor (tal cual la mia), era un vivo reflejo de mi hermana. Una estancia en el hospital hizo que dejara el libro a medias, aunque no sin antes haber escrito otros pequeños cuentos, "El Chaleco Verde", uno en inglés sobre dos gemelas que vivieron en el siglo XIX. Luego vino "Un Hogar para los Niños", influenciado por la cultura griega, y que terminaría en abril de 1993. Había comenzado con otros cuentos, uno fantástico "Al Atardecer", y "Juanito", pero que tampoco terminé.

El siguiente cuento fue "Tessa y Tim", que escribí ya con 14 años, nada remarcable. Dos gemelos y su día a día.

Poco antes de cumplir los 16, retomé "Al Atardecer", y lo dividí en tres partes. Esta vez era más bien un cuento de misterio... Al que tampoco puse final. Fue a esta edad cuando terminé "Verónica".

El resto no merece ni mención, por la poca o nula calidad que tienen, aparte, desistí por completo en mi idea de ser escritora a los 18 años, y seguí y sigo dedicándome a la poesía por completo en cuanto a la creación literararia se refiere.


 

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